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Foto: María Eugenia Ramos |
No hay Dios
ni tierra prometida,
dijeron los arcángeles.
Nos han prohibido el paso
en este túnel.
(Se respira un polvillo
de cristales
y en el aire
arde una mariposa extraña.)
¿Quién levantó este túnel,
quién lo hizo oscuro
como el miedo
y le colgó a la puerta
este desconocido pájaro?
Son infinitos los mundos,
dijeron los arcángeles,
y en todos
la ansiedad tiembla descalza
como una niña ciega.
De todos los temores
el de la soledad
es el más grande.
De todos los dolores,
de los remordimientos,
de los dones.
La soledad es nuestra fuerza,
dijeron los arcángeles.
Con ella romperemos el túnel.
Andaremos el túnel para llegar a ella.
La perderemos para pasar el túnel.
La encontraremos en el túnel.
Romperemos
andaremos
llegaremos
perderemos
pasaremos.
¿Encontraremos?
(De Porque ningún sol es el último, Ediciones Paradiso, Tegucigalpa, 1989.)
© María Eugenia Ramos
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