Por: Ligia Aguilar*
Artículo leído por la autora en la presentación de La niña que nació para ser poeta: Clementina Suárez, durante la Feria del Libro organizada por el CCET de Tegucigalpa en abril de 2018, y publicado en Diario La Tribuna, sección "Habitaciones Propias", dirigida por la escritora hondureña Jessica Isla.
Cartel de La niña que nació para ser poeta, para la feria del libro organizada
por el Centro Cultural de España en Tegucigalpa, abril de 2018. |
No recuerdo exactamente la primera vez que escuché el nombre
de Clementina Suárez. Posiblemente mi madre o padre, ambos educadores y
lectores pudieron leerme un poema o hablarme de ella. O tal vez fue uno de los
docentes de mi vida escolar que me invitó a conocer a la aclamada escritora
hondureña. Realmente no lo recuerdo. Lo que sí quedó muy bien grabado en mi
memoria es que solo la evocación de su nombre estaba revestida de un enigma
especial, de una serie de episodios de su vida personal, que de una u otra
forma se convirtieron en un tipo de leyenda urbana. Más tarde, ya adulta y con
un interés particular en mujeres hondureñas destacadas, me puse la tarea buscar
información de este intrigante personaje. Para mi grata sorpresa, encontré en
una de las librerías de la ciudad, el libro El retrato en el espejo, de
Janet Gold, un ensayo biográfico y literario en torno a la vida de Clementina
Suárez, el cual sirvió de referencia principal para el libro que estamos presentando
el día de hoy, La niña que nació para ser poeta: Clementina Suárez, de la
escritora hondureña María Eugenia Ramos.
Este libro hace parte de la colección Pispizigaña de la
Editorial Guaymuras, bajo el género de biografía infantil y escrito de forma magistral,
a mi criterio, por María Eugenia. Quisiera abordar la relevancia de este obra
desde dos perspectivas: una estrictamente pedagógica y otra desde una mirada
feminista.
Desde el ámbito de la pedagogía, tenemos en el país una
deuda histórica con la niñez hondureña, pues por un lado, desde la Convención
de los Derechos de Niñez, ratificada por Honduras en 1990, la niñez tiene
derecho a tener acceso a literatura e información general sobre su cultura, su
identidad y su historia, y para nuestra preocupación, los libros de literatura
infantil, escritos por autoría hondureña son muy pocos y por otro lado, debemos
valorar su calidad estética y literaria. (Tengo en mi poder, una colección
privada de libros de literatura infantil hondureña que no supera los 60
títulos). También, la evidencia científica es contundente en cuanto a que
acceso a la literatura local es fundamental para facilitar el desarrolla de la
competencia lectora. Particularmente desde el enfoque sociocultural del
aprendizaje de la lectura, se observa la demanda de que la niñez esté expuesta
al lenguaje y entorno que reconoce, tanto en el texto escrito como en las
ilustraciones o imágenes que le acompañan. Es decir, cuando se reconoce la
cotidianidad del texto escrito, el lenguaje común de su ciudad o pueblo
facilita la comprensión de la lectura, pues el lenguaje cobra sentido al
trascender de la escuela a las prácticas sociales de la familia y la comunidad.
La evidencia científica es contundente en cuanto a que
acceso a la literatura local es fundamental para facilitar el desarrolla de la
competencia lectora. Particularmente desde el enfoque sociocultural del
aprendizaje de la lectura, se observa la demanda de que la niñez esté expuesta
al lenguaje y entorno que reconoce, tanto en el texto escrito como en las
ilustraciones o imágenes que le acompañan. Es decir, cuando se reconoce la
cotidianidad del texto escrito, el lenguaje común de su ciudad o pueblo
facilita la comprensión de la lectura pues el lenguaje cobra sentido al
trascender de la escuela a las prácticas sociales de la familia y la comunidad.
Desde la mirada feminista, consideramos que todos y todas
debemos leer sobre la aclamada escritora, porque sin duda, la calidad de su
obra poética no solo es valorada por nuestra gente, sino también por lectores y
lectoras internacionales ya que Clementina es su obra. Sin embargo, estoy muy
segura que muchos de ustedes escucharon hablar de Clementina Suárez, aquella
leyenda urbana, aquella mujer que vivió su vida de acuerdo a sus normas y a sus
creencias. Pues es aquí donde valoro enormemente el aporte feminista del porqué María Eugenia, logra desde este libro exquisito, contarnos sin sobresaltos, sin
morbo, sin pecado, las decisiones que Clementina tomó en su vida: viajar,
navegar, leer, soñar, vivir y sobre todo construirse a sí misma. Es pues, este
libro un dispositivo cultural, a mi criterio, poderoso para la niñez, para la
juventud hondureña, que puede ver en sus mejores hombres y mujeres, un ejemplo
a emular, este libro también es también una herramienta de empoderamiento, de
fortaleza y de libertad. Clementina siempre supo, desde muy niña, que iba a ser
diferente y sin duda lo fue.
Termino invitándoles a adquirir siempre de la misma autora,
La maestra Choncita, el recuento biográfico de Visitación Padilla para la
niñez. En este libro, me enteré que por sus méritos y de forma oficial en el
año 2008, el Congreso Nacional la declaró heroína nacional. Paradójicamente,
hoy en día, una década después, Visitación Padilla está ausente de los murales
cívicos en los centros educativos en el mes de septiembre, poniendo de
manifiesto la invisibilización de esta beligerante mujer política.
_____________________
*Ligia Aguilar. Tegucigalpa (1973). Máster en Educación,
Eficacia y Mejoramiento Escolar, por la Universidad de Groningen, Holanda.
Licenciada en Letras y Lenguas Inglesas de la Universidad Pedagógica Francisco
Morazán. Actualmente es la Oficial de Educación para la Fundación Infantil
Pestalozzi, con casa matriz en Suiza. Se ha desempeñado como subdirectora y
gerente técnica del Proyecto Educación implementado por los Institutos
Americanos de Investigación AIR, que se ejecutó en 120 municipios de Honduras.
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