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24 de mayo de 2014

De visita en "Tinta y Letras"

Tinta y Letras es el nombre del programa que la Librería Universitaria de la UNAH transmite por RDS Radio, todos los miércoles de 6 a 7 p.m. Se puede escuchar en línea en RDS Radio; por cierto que por tratarse de una emisora comunitaria perteneciente a la Red de Desarrollo Sostenible tiene una programación alternativa muy variada y orientada a los temas de cultura, participación y construcción de ciudadanía, entre otros por lo general ignorados en la radiodifusión comercial.

Bajo la conducción del joven y versátil director de la Librería, Guillermo Brune, y con la colaboración de su también joven asistente Olvin Almendárez —en este caso la juventud no solo es un dato cronológico, sino una práctica actitudinal—, el programa no se limita a enlistar las novedades de la librería ni a divulgar sus actividades, sino que ofrece información y entretenimiento relacionados con la cultura del libro y la literatura universal. Sin necesidad de haber estudiado periodismo, literatura o publicidad —Brune es ingeniero industrial y Almendárez biólogo—, estos muchachos aprovechan la radio para expandir la visión refrescante de la Librería Universitaria en su actual etapa, gestionando material de buen gusto y promocionando el quehacer cultural desde adentro

Así, no es de extrañar que me haya sentido honrada por la invitación que me hicieron para participar como entrevistada en el programa. Olvidé que tenía un micrófono enfrente y me sentí muy cómoda, conversando con un par de buenos amigos que a la vez son muy buenos lectores de narrativa. Me gustó tanto la experiencia que, a riesgo de caer en el narcisismo, o tal vez más bien aceptando el narcisismo subyacente en todo acto de escritura, gestioné el archivo de audio y lo comparto aquí. Dura una hora, pero por fortuna no tendrán que escucharme solo a mí; también tiene muy buenos clips de Gabriel García Márquez y Jorge Drexler, entre otros.  

26 de mayo de 2013

UTV: La cultura del libro en Honduras



Entrevista de Claudia Tatiana Sevilla, de la Televisión Universitaria (UTV) con Guillermo Brune, director de la Librería Universitaria de la UNAH, y los escritores Eduardo Bähr, director de la Biblioteca Nacional, y María Eugenia Ramos, editora de la Editorial Universitaria de la UNAH.

12 de agosto de 2012

Desde la tierra sin historias felices: Entrevista de Marta Sandoval a Sergio Ramírez

Desde la tierra sin historias felices

Pasamos de los conflictos rurales a los urbanos. Del campo sembrado de tragedias e injusticias, a la ciudad regada con balas. La literatura es un espejo de la región y eso se nota en las antologías de cuento y poesía que compiló Sergio Ramírez y publicó el Fondo de Cultura Económica. En esta entrevista Ramírez habla sobre el trabajo y sobre el panorama literario regional.
Marta Sandoval
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Ampliar imágenEPFoto:  José Miguel Lam > elPeriódico
Alguien se nos está muriendo siempre/ con esa muerte lenta de los pulsos vacíos/ mientras tu y yo besamos, reímos de las cosas y del viento, comemos, nos amamos y sabemos que toda nuestra luz nos pertenece/sin ser nuestra siquiera/ alguien se muere siempre, hasta cuando un péndulo dibuja cuarto de hora hacia la vida”. Alguien se está muriendo siempre en esta región, pero alguien está también escribiendo siempre, retando a la muerte con las letras, apostándole a la eternidad.

El fragmento anterior fue escrito por la poeta costarricense Julieta Dobles y forma parte de la antología Puertas Abiertas de poesía centroamericana que Sergio Ramírez presentó recientemente. La idea de reunir la obra literaria de la región vive en la mente de Ramírez desde hace más de 40 años; a principios de los setenta se embarcó en la misión de recopilar cuentos de autores centroamericanos, sin internet y sin blogs, la tarea le tomó casi cinco años, pero nacieron dos tomos, mil doscientas páginas, que fueron -en sus palabras- “un espejo roto, pero un espejo común”. Ahora volvió a la carga con dos nuevas compilaciones, una de cuento y otra de poesía publicadas por el Fondo de Cultura Económica. Los dos libros constituyen la mejor forma de acercarse a las letras de toda la región. En esta entrevista Ramírez explica más sobre el libro.

Hace cuarenta años, usted hizo un esfuerzo parecido a este, una antología de cuentos centroamericanos. ¿Cómo fue esa experiencia?

-En ese entonces Centro América era una idea no organizada en términos culturales, los libros de un país nunca llegaban a otro. Había ediciones clandestinas de autores valiosos, que no era sencillo encontrar. Así que recopilar un buen número fue complicado.

Yo trabajaba en el Consejo Centroamericano de Universidades y me tocaba viajar mucho por toda la región. De cada país que visitaba me llevaba cajones enteros llenos de libros, muchos los conseguía en librerías de viejo o me los regalaban amigos, y así fui juntando mucho material. Después fue cuestión de ir espulgando, buscando los cuentos que valían la pena. De ahí salió esta primera antología del cuento centroamericano, que se publicó en 1973 en Costa Rica. Eran dos volúmenes muy grandes.

¿Había una creación literaria fuerte?

-Sí, ya la había. Ayer que pasaba por el stand de la Tipografía Nacional en la Feria del Libro, encontré muchos libros de autores guatemaltecos que antes busqué con tanto afán y que no eran tan visibles como ahora, y lo mismo pasa en toda Centro América. Hoy es diferente, los escritores jóvenes que no han publicado libros tienen sus páginas de internet, hay muchas publicaciones de editoriales pequeñas y medianas, es una situación muy diferente, hay mucha más comunicación entre países. Eso no quiere decir que no sigamos teniendo grandes déficits de comunicación, pero las cosas han cambiado bastante.

Ahora con lo que uno se enfrenta es con la abundancia de escritores, cada vez hay más jóvenes que escriben, en aquel tiempo los escritores activos eran contados, ahora no, ahora hay muchísimos escribiendo, lo cual es una gran bendición para Centro América.

Pero eso supongo que hizo más difícil la selección para esta antología.

-Sí, en ese sentido fue más difícil y uno tiene que desgraciadamente discriminar buenos trabajos, porque una antología como esta, tiene que tener un número determinado de páginas; aunque es una antología grande, cada una tiene casi 500 páginas y aún así he tenido que dejar fuera muchos escritores valiosos.

¿Cuál fue el criterio para seleccionar a los autores?

-La calidad. Lo que a mí me gusta, lo que yo creo que vale la pena que esté. Eso es lo que hace un antólogo; solo había criterios muy subjetivos. Un criterio fue publicar solo autores vivos, porque si incluyéramos a todos se volvería una enciclopedia imposible de manejar.

¿Tenemos temáticas comunes en la región?

-Ha cambiado la temática, porque ha cambiado la historia. Cuando formé la primera antología veníamos saliendo de un mundo rural, los temas dominantes eran los temas vernáculos, los sociales campesinos, la explotación, las bananeras, las costumbres campesinas; desde Salarrué hasta Asturias, esas eran las grandes marcas. Había poco desarrollo de las ciudades, en 1970 no podíamos hablar de urbes en Centro América, de problemas urbanos. Guatemala tenía quizá medio millón de habitantes, hoy son mega ciudades muy caóticas, entonces los grandes cambios sociales y urbanos han traído nuevos temas a la literatura porque hay nuevos conflictos.

Luego vinieron las grandes guerras en Centro América eso dejó un precedente literario, luego la pos guerra que trajo las maras, el narcotráfico y esos son ahora los temas. Siempre estamos en el conflicto, en la anormalidad, y de eso es lo que se nutre la literatura, no hay historias felices. Claro que existe la literatura de amor, pero en Centro América, siempre está teñido de conflicto todo, incluso en el amor.

Decía que en los años setenta los poetas eran considerados locos. Cuarenta años más tarde, me temo que no ha cambiado mucho esa idea…

-Se ve como una locura, como una anormalidad. Eso es el sentido competitivo que estas sociedades siempre han tenido exacerbado, la idea de que alguien que no produce dinero a través de su profesión no es útil ni para la sociedad ni para su familia. La literatura como es un oficio que no es rentable, es despreciable. Esa sigue siendo una idea de la sociedad y por lo tanto los escritores son seres de excepción, al margen de la sociedad, hasta que consiguen reconocimiento, solo entonces se echan a andar las campanas, como con Asturias.

Pero no todos lo logran…

-Sí, pero ahora más que nunca hay autores internacionales, antes se contaban con los dedos de las manos ahora hay muchos más.

¿Es esta la mejor época para las letras centroamericanas?

-Creo que estamos en una buena época. Yo me asusto cuando veo libros de autores que nacieron en los noventa, digo ¡que rápido vamos! Generación tras generación de muchachos que publican libros, eso me entusiasma mucho. Que no todos puedan tener resonancia en el extranjero es cuestión de tiempo y de muchas circunstancias, no se puede esperar que todos los que escriban sean leídos fuera.

Hay más autores, sin embargo tengo la idea de que el apoyo estatal en la región es menor…

-Porque los Estados han cambiado su perfil. Hoy tenemos Estados de corte liberal en toda Centro América, al decir liberal no estoy hablando en forma peyorativa. El Estado se deshace de lastres, gasta menos y entrega la cultura a manos privadas. Esa es una filosofía que opera tanto en Nicaragua como en Guatemala, independientemente del signo ideológico de los países. En Nicaragua el Instituto de la Cultura, que es como el Ministerio de Cultura, tiene un presupuesto de dos millones de dólares al año, con eso cubre bibliotecas, activos, museos, escuelas de arte y es ridículo que sobreviva con eso.

Pero también por primera vez en Centro América hay muchas editoriales privadas que trabajan con gran empeño y dedicación, las hay en toda la región. Así como el padre le dice al hijo: “qué locura estudiar literatura”, así la gente le dice a los editores “qué locura, qué clase de negocio es publicar libros, eso no es rentable”, pero están ahí las editoriales y los libros están circulando.

Aunque sigue siendo difícil leernos aún entre vecinos. En Guatemala no es sencillo encontrar autores hondureños, por ejemplo.

-Pero eso no es característico de Centro América, para un boliviano leer a un autor de Paraguay no es menos difícil, las fronteras siempre están ahí. El escritor que salta a ser publicado por una editorial multinacional consigue ser leído en todas partes, los demás no. Pero en Centro América tenemos una vocación común de integración, ya hicimos un esfuerzo con la Editorial Universitaria Centroamericana, que puso los libros en todos los países, para mí fue verdadero éxito, y esos son esfuerzos que se pueden repetir.

¿Hay más poetas que narradores en la región?

-Siempre hay más poetas y no es que hacer poesía sea más fácil. Son dos tipos de trabajo, la narrativa implica otro tipo de esfuerzo, de sentarse, organizarse, investigar un tema, la poesía depende mucho de la sensibilidad, de la intuición y del dominio del lenguaje por supuesto. Pero un gran poema puede salir en una hoja, para una novela se necesitan trescientas.

Hay más poetas, pero más lectores de narrativa que de poesía…

-Sí, yo creo que hay más publico para la narrativa que para la poesía. Son públicos que siempre hay que cultivar. Ahora incluso hay más público para la novela que para el cuento, los cuentos han venido siendo relegados por las políticas de las editoriales, para las editoriales grandes la novela es más rentable, llega más al lector. En los Estados Unidos se editan más de 400 revistas que publican cuentos y al final se hacen anuarios de cuento y aquí no, casi no hay revistas.

5 de abril de 2012

“Busco traducir mis sueños a palabras”: entrevista de Óscar Urtecho a María Eugenia Ramos

Sábado 26 de noviembre de 2011


María Eugenia Ramos (primera a la izquierda) en una de las actividades de la
FIL Guadalajara 2011, con Claribel Alegría y Sergio Ramírez Mercado.

La escritora hondureña participará desde mañana como invitada en la Feria del Libro de Guadalajara, México. Antes de irse habló en exclusiva para Siempre sobre su trabajo poético y narrativo.


La Feria del Libro de Guadalajara, la más prestigiada en lengua española, cumple 25 años en 2011 y los celebra con el proyecto "Los 25 secretos mejor guardados de Latinoamérica": un grupo de escritores poco conocidos que han sido seleccionados para presentarlos al público y profesionales que concurren a esta cita anual del mundo del libro. 
María Eugenia Ramos es uno de esos secretos mejor e injustamente guardados. Esta escritora hondureña tiene la estatura pequeña, la sonrisa levemente irónica y la voz clara, acostumbrada a las grandes audiencias, ya sea como oradora ante masivas manifestaciones en su época de dirigente estudiantil o como educadora, dado que estudió magisterio.
La Feria del Libro, dedicada este año a Alemania, empezó ayer y termina el próximo 2 de diciembre, y en ella, además de "Los 25 secretos mejor guardados de Latinoamérica", se presentarán escritores de gran significación internacional como Herta Müller, Mario Vargas Llosa, Juan Gelman y Sergio Ramírez. Antes de su partida a Guadalajara para encontrarse con ellos, María Eugenia se reunió con nosotros para compartir un café y contarnos sobre su vida, su obra y sus secretos. Estas son sus palabras:
Háblenos un poco de lo que significa para usted esta experiencia de ser invitada a la Feria del Libro.
En primer lugar, es una gran sorpresa que me hayan incluido en una lista de escritores considerados "de gran potencial", seleccionados en un proceso que, según los organizadores, implicó la lectura de decenas de obras por un equipo de editores, libreros, periodistas y críticos. La selección final recayó en un comité de lectores, que eligieron a 25 autores de 15 países. Entre los seleccionados hay nombres reconocidos, con numerosos títulos publicados, no solo en sus países, sino también en Europa, en tanto que yo he publicado poco. Aún estoy con la boca abierta y temiendo que me llamen diciendo que fue un error... Se trata de un gran compromiso, porque en adelante tengo que escribir y publicar mucho más para corresponder al honor de esta invitación.
¿En qué actividades participará en la feria?
Estaré en las presentaciones de los "25 secretos", con participación especial el día 28 (mañana lunes). Además, asistiré a las presentaciones de dos nuevas antologías centroamericanas publicadas por el Fondo de Cultura Económica, en las que aparezco; una de cuento, "Puertos abiertos", y otra de poesía, "Puertas abiertas". También habrá eventos sociales en los que compartiremos con el presidente del Comité Organizador de la feria e invitados especiales.
Usted tiene dos libros publicados, ¿a qué se debe que no haya vuelto a publicar?
Paradójicamente, han influido tanto el descuido como el exceso de cuidado. Descuido porque me he dejado absorber por las exigencias del día a día, en trabajos que poco se relacionan con la literatura, y no he hecho un esfuerzo por dedicarle tiempo a mi vocación. Y por otro lado, exceso de cuidado, porque pienso que es preferible publicar poco, con la seguridad de que lo publicado tiene las cualidades mínimas para merecer ser leído, en lugar de publicar mucho solo por vanidad o para que nos compren libros, peor aún si los estudiantes se ven obligados a comprarlos a cambio de una calificación, o si los venden docentes que se quedan con una comisión.
Varios escritores nacionales han salido a la luz con sus trabajos en los últimos años. ¿Podría decirnos qué opina sobre esta literatura nacional que está surgiendo?
Tengo mucho optimismo sobre autores jóvenes que han surgido recientemente, cuyas obras están a tono con lo que se está escribiendo en la actualidad en otras partes del mundo. Son voces que aportan frescura y desenfado, pero también diversidad y profundidad. La literatura hondureña ya no se compone solo de los mismos nombres que nos vienen repitiendo desde la primaria, sino de muchos otros que merecen ser leídos, como Gustavo Campos y Dennis Arita. Siempre que puedo promuevo a estos autores y autoras jóvenes en los espacios donde participo.
Cada vez que se menciona su nombre en el ambiente periodístico y literario, inmediatamente se le relaciona con don Ventura Ramos. ¿Siente que la figura de su padre, además de haber influido en su desarrollo y su educación, es una especie de sombra, como ocurre en algunos casos de hijos de famosos?
No me molesta que se mencione el nombre de mi padre; al contrario, me siento orgullosa de ser su hija. Muy pocas personas en Honduras disfrutan del privilegio de haber tenido un padre, no solo amoroso, sino además respetado, admirado y querido por su talento autodidacta y su honestidad, y yo tengo ese privilegio. Naturalmente que él no esperó nunca de ninguno de sus hijos que fuéramos una copia de sus logros, y en ese sentido cada uno de nosotros tiene sus propios méritos y se ha desarrollado en distintos campos. Mi hermano mayor es un patólogo ya jubilado que se abrió campo como docente e investigador en una universidad de Estados Unidos; mi hermana mayor también es profesional de la medicina y se ha dedicado al estudio y prevención de las adicciones. Yo he sido la menos aplicada en el campo académico, pero la habilidad para redactar me ha permitido ganarme la vida decorosamente, como editora. Mi padre estaría muy orgulloso de saber que he publicado y que estoy abriéndome camino fuera de Honduras como escritora.
Esta pregunta es casi obligada, dado que usted es una defensora de los derechos de la mujer: ¿cómo se consolida una mujer en el oficio de escritora en Honduras?
Considero que, si bien siempre hay ciertas desigualdades de género entre escritoras y escritores (evidenciadas en las antologías, por ejemplo), se ha avanzado mucho en cuanto a los espacios ganados por las mujeres en la literatura. Hace poco estuve releyendo una ponencia que presenté en 1992 en un encuentro de escritores de México y Centroamérica, titulada "Lenguaje, literatura y mujer en Honduras", en cuyo último párrafo planteaba la esperanza de que en el futuro las antologías y las mesas de lectura en Honduras no estuvieran compuestas solo por hombres, sino por hombres y mujeres. Pues bien, siento que hoy, dos décadas después, es muy raro encontrar una lectura en la que solo participen escritores hombres, aunque se sigue dando.
Pongámonos un poco menos serios y hablemos de cosas más light. ¿Qué significa ser escritor?
Creo que cada quien tiene su propia visión de lo que significa ser escritor o escritora, desde su experiencia particular. Para mí ser escritora ha significado tener más distracciones que la mayoría de las personas; en ese sentido tengo anécdotas famosas entre mi círculo de amistades. Sueño mucho y hago poco.
Si su hija quisiera ser escritora, ¿qué le recomendaría?
Mi hija no quiere ser escritora, pero es mi fan número uno, y le estoy muy agradecida por eso. En todo caso, si quisiera escribir, le recomendaría leer, escuchar y vivir, todo en grandes cantidades y con mente abierta, y dejar "remojando" sus textos el mayor tiempo posible antes de publicarlos.
Hablo con muchos poetas hondureños y parece que sufren mucho y les va muy mal, ¿qué visión tiene usted de los poetas, en un sentido general, claro?
Ernesto Sábato decía que los escritores son sobre todo exagerados. Por otro lado, los escritores y artistas en general somos más sensibles que la mayoría de las personas. Todo ello influye para que fácilmente seamos víctimas de lo que en el siglo diecinueve se conocía como "el mal metafísico", la bohemia, la autodestrucción. Como en cualquier otro sector de la población, tenemos también personajes acostumbrados a vivir a expensas de los demás, que invocan toda clase de tragedias para que los compadezcamos. Hay otros que verdaderamente tienen conflictos sin resolver, entre los cuales me incluyo. Algunos los evaden recurriendo al alcoholismo, lo cual afortunadamente no es mi caso, y también, en ciertos casos, logran aprovecharlos como fuente de su poesía. Mi visión es que somos personas comunes y corrientes que nos damos el lujo de crear nuestros propios mundos. El cómo aprovechemos ese don o lo desperdiciemos, depende de cada quien.
En un mundo como el de ahora, ¿vale la pena seguir escribiendo poesía?
La poesía siempre será necesaria, especialmente si el mundo en que vivimos se cae en pedazos.
¿Qué busca María Eugenia Ramos al escribir sus libros?
Busco traducir a palabras los sueños que tengo, ya sea dormida o despierta.
¿Qué es lo peor que le ha pasado como escritora?
Las mayores vergüenzas que he pasado, ya sea con el sombrero de escritora puesto o en cualquier otra circunstancia de la vida, han sido debido a mis distracciones y falta de memoria. En una ocasión, siendo estudiante de segundo curso, se me ocurrió participar con un poema de mi autoría en un concurso de declamación en el Instituto Técnico Luis Bográn, ante un público compuesto solo por adolescentes varones. Comencé con mucho ímpetu, pero a los pocos segundos olvidé por completo el poema que yo misma había escrito. Entonces hice lo que los cantantes cuando olvidan la letra: improvisé. Siempre se notó, pero los muchachos fueron muy generosos y en lugar de abuchearme me aplaudieron.
Dicen que todos los escritores tienen rituales a la hora de escribir... ¿cuáles son los suyos?
Más que un ritual, tengo dependencia de la computadora; me es difícil escribir a mano. Además, tengo un mal hábito, y es morderme los dedos, no las uñas, sino los dedos, cuando estoy muy concentrada. Cuando se me ven callos muy pronunciados en las manos es porque he estado trabajando mucho.
¿Hay algún libro que jamás leería? ¿Por qué?
Los de Paulo Coelho, porque más que literatura son libros de autoayuda disfrazados de obras literarias.
Un libro que siempre ha querido leer y no ha podido… ¿por qué?
Me gustaría leer (¡y entender!) "Ulises" de James Joyce y "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust para presumir ante mis amistades y compañeros de la carrera de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Pero me he aburrido mortalmente con las primeras páginas, así que he renunciado porque la lectura debe ser un placer, nunca una obligación.
Creo que este es un pecado de los escritores pobres, así que quizá no lo haya cometido usted. ¿alguna vez ha "tomado prestado" un libro y no lo ha devuelto? ¿Cuál?
Para empezar, déjeme aclararle que tal vez no soy una pobre escritora, pero sin lugar a dudas sí una escritora pobre. Mis ingresos no llegan ni siquiera a tres salarios mínimos, y soy de las que a fin de mes dejan de pagar una cuenta para poder pagar las otras. Claro que he tomado prestados libros y no los he devuelto, aunque generalmente ha sido por olvido, o porque tengo mucha confianza con la persona y asumo que es un préstamo indefinido.
¿El libro que mayor decepción le ha provocado? ¿Por qué?
"Memoria de mis putas tristes", de Gabriel García Márquez. En mi infancia devoré "Cien años de soledad" y era capaz de recitar de memoria párrafos enteros. Ninguno de sus otros libros, con excepción de sus cuentos, me ha gustado mucho que digamos. Pero en "Memoria de mis putas tristes" García Márquez se presenta como un escritor misógino. Yo no pude terminar de leerlo.
¿El libro más hermoso que ha leído? ¿Por qué?
Para mí los libros más hermosos son los de cuentos infantiles modernos, especialmente si están editados en buen papel y con las mejores ilustraciones. Disfruto, no solo leer, sino también ver, tocar y hasta oler el libro como objeto artístico, no solo por su contenido, sino también por su presentación. Pero el libro que no hubiera querido terminar nunca de leer, de tan bien escrito que me pareció, es "La guerra del fin del mundo", de Mario Vargas Llosa. Logró crear unos personajes geniales, creíbles pero únicos, e hilvanar una historia de la que uno no se puede despegar hasta la última línea.
¿Qué quiere que las futuras generaciones recuerden de la escritora María Eugenia Ramos? 
Esa pregunta me hace sentir como si tuviera un pie en la tumba, y recuerde que los cincuenta años en una mujer son los nuevos treinta... Ya en serio, no se me ha ocurrido pensar en cómo quiero que me recuerden. Más me gustaría conocer e intercambiar con las generaciones actuales.
Sobre la tumba de Graucho Marx hay un epitafio fabuloso: "Perdonen que no me levante". ¿Qué le gustaría que estuviera escrito sobre la suya?
"De lo bueno, poco". Así reivindico mis escasos 1.50 metros de estatura y, además, me justifico por si no pudiera escribir más libros.

15 de noviembre de 2011

Entrevista de Letras Libres: 20 preguntas a María Eugenia Ramos

Noviembre 15, 2011


1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?
Siempre hay una mezcla entre lo privado y lo público. Cuando escribimos de un asunto público mezclamos elementos de la vida privada, ya sea nuestra o de los demás, y cuando se escribe sobre la intimidad siempre hay un contexto público detrás.

2. ¿Escribir de día o de noche?
Mi ideal sería escribir de día, pero ahora depende de las condiciones.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?
En general se sobrevaloran aquellas que se escriben como sobre una plantilla, apelando a los ingredientes que “venden más”, como el sentimentalismo, que es distinto al sentimiento y a la sensibilidad.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?
Entre las muchas obras que merecerían reeditarse está la del escritor ruso Vladimir Korolenko.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?
Hay muchas obras maestras que no he leído, lo confieso con culpa. Recuerdo Ulises, de James Joyce. Tenía que leerla y escribir un ensayo sobre ella, y le dije al profesor que ya lo había hecho, pero no era cierto. Nunca pude terminarla.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?
¡En América Latina somos 25!, según la FIL. Pero sin duda hay muchos más esperando ser descubiertos.

7.¿Hace daño el culto al escritor?
Hace mucho daño el culto a la personalidad, cualquiera que sea. Desde luego que es más dañino el culto a la personalidad de un político.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?
No creo que eso pase, pero si fuera el caso, buscaría los recursos legales necesarios. “Clonar” un libro para una clase porque no se puede comprar es entendible y muchas veces necesario, pero hacer copias para negocio es una barbaridad.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?
Las becas y estímulos son necesarios, siempre y cuando no se concedan por motivos políticos o de compadrazgo, sino por méritos.

10. ¿La “escritura creativa” puede aprenderse en un taller?
Pueden aprenderse las herramientas, pero el talento no se puede aprender.

11. ¿Qué es un best-seller?
Un producto de consumo con excelente mercadeo, no necesariamente una buena obra.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?
La disciplina, porque yo no la tengo.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?
La frase ha sido muy utilizada, pero me gusta: “Apaga el televisor y enciende tu cerebro”.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?
Me gustaría ser Las mil y una noches, en una edición muy bien cuidada y con hermosas ilustraciones. Pero me conformaría con ser un libro más pequeño, siempre en una edición muy buena.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?
En mi adolescencia, mi padre era editorialista en un diario, y yo acostumbraba llegar a su oficina después del colegio. Mientras lo esperaba para irnos a casa leía cualquiera de los libros que tenía esparcidos sobre el escritorio. Una vez comencé a leer uno que si mal no recuerdo era una novela, donde aparecía la descripción de unas torturas cometidas por los nazis, incluyendo el uso de perros para violar prisioneras. No se me ocurrió llevármelo y lo dejé para retomar la lectura otro día; pero cuando regresé, mi padre lo había escondido. Es el único libro que no me dejó leer, y siempre me he preguntado qué libro sería, porque no puedo recordar el nombre, así que a lo mejor debí habérmelo robado.

16. ¿Raya los libros?
Sí, a veces, para destacar una frase que me gusta mucho. Pero si es una edición muy cuidada, en buenos materiales y con buen diseño, no lo hago.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?
Si construir una realidad propia es un cliché, entonces con ese me identifico.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?
No son los gobernantes quienes deben ser obedecidos, sino las leyes, especialmente cuando son justas. Pero una regla que ojalá toda la ciudadanía aprobara sería hacernos responsables por nuestros niños, los animales y la naturaleza.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?
Sé cuál no me gustaría tener, la de Don Quijote, porque murió de tristeza, convencido de que sus hazañas habían sido locuras. Es decir, murió de haberse doblegado ante el convencionalismo.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?
“¡Pero si vengo empezando...!”
.........
María Eugenia Ramos (Honduras, 1959)
Estudió periodismo y literatura en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde labora actualmente. Ha trabajado como editora en organismos no gubernamentales, internacionales y en programas educativos alternativos. Participó en el Festival Internacional de Poesía de Medellín y el encuentro "América Latina, Tierra de Libros", auspiciado por el Instituto Italo-Latino Americano con sede en Roma. Su obra ha sido incluida en diversas antologías de literatura hondureña y centroamericana.
Libros publicados: Porque ningún sol es el último (Ediciones Paradiso, 1989), La visión de país en Clementina Suárez y Alfonso Guillén Zelaya (co-autora) (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2002), Los contenidos informativos en la radio y la televisión de Honduras: una aproximación (Comité por la Libre Expresión, 2006), Una cierta nostalgia, (Editorial Guardabarranco, 2000, Editorial Iberoamericana, 2010).
* * *

22 de octubre de 2011

Entrevista del blog "Puertas adentro"

En mayo de 2010 recibí un correo electrónico firmado solamente como "Puertas Adentro", cuyo texto decía lo siguiente: 
"El motivo de este mail es para invitarle a formar parte del grupo de escritores que serán entrevistados para la apertura de un nuevo blog llamado: "Puertas Adentro". Hemos seguido su trayectoria literaria y consideramos valiosa su presencia en este proyecto tan necesario, ya que, como sabe, los "intocables" atiborran las antologías y los resúmenes literarios que existen hasta la fecha en Honduras, interrumpiendo el desarrollo de la literatura moderna. 
¿Qué es "Puertas Adentro"? Un blog que  a su vez es un apéndice de la Editorial Aldonza y que se encargará de seguir la pista, bajo su  propio criterio de escritor, sentir y apreciación de país, de corrientes y momentos que refleja la literatura contemporánea hondureña. Le aseguramos que no será uno más de los muchos blogs que no respetan su  línea. Ustedes, los escritores, serán quienes le den la carne al hecho... ¿Cómo? Tanto a usted, que vive en el país, como a otros literatos que viven fuera, se les enviarán algunas preguntas (por supuesto que distintas para cada escritor -literatura (vanguardia, feminismo, pos vanguardia, etc.), política, arte, etc...)-, las contestarán, y tal como las envíen serán transcritas en el blog; así de simple (por supuesto que tienen derecho a réplica si algo no les parece, pero le aseguro que no sucederá). Ustedes tendrán la libertad de contestar las que quieran, lo ideal sería que lo hicieran con todas. Y nosotros, la libertad de organizarlas, nada más".

Puertas Adentro

PREGUNTAS PARA MARÍA EUGENIA RAMOS

1- ¿Cuál es su posición con respecto a la literatura nacional?

Siempre se ha dicho, y se ha aplicado también a la literatura, que Honduras como país se ha caracterizado por su tardía incorporación a los procesos sociales. Sin embargo, considero que, al hacer una relectura de nuestra producción literaria, ubicándola en el contexto de la época y las circunstancias de nuestros autores y autoras, encontraremos que en muchas de sus obras hay una contribución a la construcción de una visión de país, desde el punto de vista de los imaginarios y las identidades.

Si a ello unimos el hecho de que en algunos casos este aporte se complementa con logros desde el punto de vista formal, estructural, quizá podamos llegar a concluir que, no obstante el rezago o las limitaciones que puedan señalarse en cuanto a las corrientes literarias predominantes en otros países, en el nuestro existe una literatura que no ha sido aún suficientemente estudiada ni valorada.

A esto hay que añadir la sorprendente renovación y consistencia alcanzada en la última década, por medio de grupos y autores que, aun cuando en algunos casos son muy jóvenes, se han mantenido constantes en el quehacer literario y cultural.

2- ¿Usted cree que la literatura en Honduras se rige por estratos sociales?, ¿quiénes escriben en nuestro país?

Para responder a esta pregunta con mayor fundamento, quizá habría que hacer un estudio sobre la procedencia y estilo de vida de quienes hacen literatura en Honduras. Empíricamente, podría decirse que la mayoría de los escritores y escritoras cuya obra es más conocida en el medio hondureño se ubican en las capas medias; son, por lo general, docentes o personas que ostentan una profesión liberal, lo cual les permite escribir sin preocuparse por obtener ingresos de lo que escriben.

Sin embargo, hay otros casos en los que sí la literatura se convierte en un medio de vida, especialmente cuando se trata de docentes que, directa o indirectamente, imponen a sus estudiantes la compra de sus obras. Aquí, desde luego, ya entran en juego otras consideraciones que van más allá de la pregunta, como, por ejemplo, si la literatura puede y debe ser un negocio y cuál sería, en todo caso, el marco ético de dicho negocio. Independientemente de estos y otros aspectos, yo diría que sí el acceso a la cultura influye en la posibilidad de hacer o no literatura.

3- ¿El azar juega un papel importante en el proceder de los artistas hondureños?

En mi opinión, el papel del azar varía en cada individuo; en algunos tendrá una influencia considerable, mientras que para otros serán más importantes la organización y el trabajo sistemático.

4- ¿El escritor hondureño es altamente influenciable?

No creo que quienes escriben en Honduras sean más o menos influenciables que en otros países. Las influencias, en mi opinión, son inevitables e incluso saludables, si se asimilan, se procesan y se traducen en obras con un sello propio. Quienes niegan tener influencias de autor alguno se olvidan que no pueden escapar de sus vivencias, de sus lecturas, de las personas reales o imaginarias que tienen alguna significación en sus vidas, de su entorno y de su modo de ver y entender el mundo.

5- ¿María Eugenia Ramos, la escritora, disfruta más hacer poesía o narrativa?

He disfrutado ambas cosas. El proceso de creación no siempre se disfruta, porque puede resultar complicado, frustrante y a veces doloroso, pero siempre es una gran satisfacción lograr producir un texto que tiene sentido para alguien más.

6- ¿Qué relación mantiene con su obra?

Mi obra es parte de lo que soy, de lo que he vivido o soñado. Vuelvo a ella de vez en cuando como ejercicio de introspección y también como punto de partida para nuevos caminos que me gustaría recorrer.

7- La limpieza y el alcance de significación en su libro “Una cierta nostalgia”, nos mueve a preguntarle si existe una diferencia entre literatura feminista y literatura femenina. Explique.

Sí, hay una diferencia. Literatura femenina es la que ha sido escrita por mujeres, y no necesariamente tiene un enfoque feminista. Literatura feminista es la escrita por mujeres u hombres con una clara perspectiva de género. Pienso que algunos de mis cuentos han sido escritos con un enfoque feminista, pero otros son solo literatura femenina, en tanto quien los ha escrito es una mujer.

8- ¿Por qué “Entre las cenizas”, se lo pregunto con toda propiedad, puede provocar una fuerte identificación en las lectoras?

Se trata de un cuento feminista, con claras alegorías relacionadas con el papel tradicional de la mujer, asignado por la sociedad patriarcal; la mujer es la que limpia y arregla el hogar, la que ocupa el espacio más reducido en el lecho, la que debe satisfacer la necesidad de compañía del hombre. Debe relegar sus propios deseos, necesidades y temores en aras de cumplir con este papel. Al final, mientras no se resuelva esta contradicción, las relaciones de pareja seguirán siendo una soledad al lado de otra.

10- Conocemos su gusto por Pink Floyd, ¿cree que sus canciones pueden ser un referente poético inconsciente?

Mi niñez y mi adolescencia estuvieron marcadas por la política y la cultura, pero también fui una citadina normal, rebelde, pero feliz, privilegiada en ese sentido. En consecuencia, adoro el rock y el pop de los sesenta y los setenta porque los relaciono con mi experiencia de vida. Considero que Pink Floyd tiene obras maestras en el género del rock, pero no tengo una predilección particular por este grupo. Me gustaría mucho poder escribir en el futuro obras donde sea posible reconocer la influencia de la música en mi vida; no creo que lo haya logrado por ahora.

11- Sabemos que cada generación se repite, pero, ¿le afecta lo que los jóvenes hoy llaman la moda literaria? (Se lo definimos: morral, Silvio Rodríguez, socialismo).

Pienso que es natural que en cada generación y en cada individuo haya ciertos gustos. Durante mi adolescencia me vestía de puro azulón, rechazaba el maquillaje y todo lo que pudiera lucir “femenino” o “burgués”, de acuerdo con mi concepción de aquella época; también tuve morrales y pasaba el día entero escuchando a Silvio Rodríguez, y hasta me puse boina. Mis preferencias en este sentido han cambiado, pero me parece válido que otras personas las tengan, especialmente los jóvenes, en tanto vayan más allá de las simples consignas y se complementen con el estudio, el cuestionamiento y, sobre todo, la apertura de mente.

12- Pasando a otro tema, ¿qué opina de la censura?

En una sociedad autoritaria como la nuestra, la censura existe en todos los planos: en el seno familiar, en las organizaciones gremiales y de izquierda, en los colectivos, en los medios de comunicación, en las redes alternativas, en las iglesias, en el sistema educativo. Hay quienes censuran haciendo uso de su poder político y económico, pero también hay sectores que censuran mediante la intolerancia disfrazada de consecuencia. Como sociedad, debemos aprender a combatir la censura oficial, pero también a superar la tendencia a etiquetar, juzgar y condenar a quienes no comparten nuestros puntos de vista.

13- ¿Usted cree que un escritor, siendo ético, debe atacar a su nación si esta se lo merece? Explique.

No creo que ninguna nación, como tal, merezca ser atacada; eso sería xenofobia. Lo que se debe atacar es a un gobierno ilegítimo, o a las acciones o políticas de un sector, sea o no gobierno. Por ejemplo, si el gobierno de un país tiene políticas guerreristas, seguramente muchos de sus ciudadanos, incluyendo sus escritores, combatirán esas políticas, y no por ello son enemigos de su país.

13- Sabemos que la siguiente pregunta ya se la han formulado; sin embargo, creemos prudente hacerla. Considerando que su padre fue un hombre visionario y progresista, ¿cuál cree que sería su sentir hoy en día, si durante un poco más de medio año, un sujeto como Micheletti y la empresa privada se apoderaron de Honduras?

La empresa privada y políticos como Micheletti no se apoderaron de Honduras durante un poco más de medio año; la han gobernado y lo siguen haciendo, porque no hemos tenido un gobierno dirigido por una clase social distinta a la oligarquía. Manuel Zelaya Rosales llegó al poder como candidato del Partido Liberal, uno de los dos partidos oligárquicos que siempre han gobernado el país. Su gobierno, al igual que los anteriores, se caracterizó por el clientelismo político y la corrupción, dos virus que corroen al país. Muestra de ello es, por citar solo un ejemplo, la negociación que hizo con Roberto Micheletti para lograr la aprobación de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, haciendo importantes concesiones para afectar lo menos posible a los grupos de poder. En el último año se rodeó de importantes sectores del movimiento popular y comenzó a impulsar cambios desde el ejecutivo, sin tomar en cuenta el contexto institucional que lo catapultó al poder. Ello provocó oposición y temor en su propio partido, en los demás sectores oligárquicos y en las Fuerzas Armadas, hasta desembocar en el golpe de Estado del 28 de junio, con su secuela de represión y violencia, con el cual Micheletti perdió toda credibilidad, mientras que Zelaya se convirtió en héroe para muchos sectores dentro y fuera del país.

No pretendo hablar por mi padre, pero, basándome en las tres décadas que pasé junto a él, escuchándolo y compartiendo sus pensamientos, creo que, en primer lugar, estaría denunciando y exigiendo el cese a las violaciones a los derechos humanos. Le entusiasmaría, por otra parte, ver la capacidad de movilización que han demostrado sectores importantes del país, especialmente los jóvenes, en defensa de sus ideales. No obstante, estaría advirtiéndonos, como lo hizo en su época, de los peligros del radicalismo a ultranza de cierto sector de la clase media y alta, que una vez en el poder se vuelve tan o más ambiciosa que sus predecesores; reclamaría de los gremios un papel ajustado a los intereses nacionales, y no al revés; denunciaría el caudillismo y el sectarismo; y finalmente, propugnaría porque como hondureños y hondureñas encontremos nuestro propio camino hacia una sociedad más justa, en lugar de continuar copiando otros modelos.

14- ¿Cuál cree María Eugenia Ramos, según su instinto político, que debería ser la actitud de Honduras en estos momentos?

Como saben, hace mucho que no participo en política. Sin embargo, como ciudadana, pienso que la solución a los problemas de Honduras va más allá de cambiar la Constitución, y definitivamente mucho más allá que insistir en el retorno de Manuel Zelaya Rosales al poder. No se puede hablar de “refundar” un país sin autoridad moral o sin claridad de lo que esperamos lograr. Transformar las estructuras sociales y económicas, evidentemente injustas, es una necesidad; pero hay que hacerlo para asegurar mejores oportunidades de vida para todos y todas, no para que algunos pocos obtengan beneficios personales. El movimiento de resistencia debería aprovechar esta coyuntura, que le ha permitido a las organizaciones gremiales alcanzar grados de movilización y apoyo como no se habían visto en décadas, para consolidar y fortalecer sus opciones políticas, depurarse y establecerse como una fuerza, no solo política, sino moral. Alcanzar el poder por el poder mismo no tiene sentido para mí.

15- ¿Cuál es la diferencia entre el período político que usted vivió en carne propia y el hoy?

Durante mi adolescencia, las organizaciones revolucionarias, aunque semiclandestinas, gozaban de una relativa legalidad. Eso cambió brutalmente a inicios de los ochenta. Durante toda esa década la represión fue selectiva y muy eficaz. No fue difícil para el gobierno liberal de Suazo Córdova y las fuerzas armadas desgastar y finalmente aniquilar a las organizaciones, tanto populares como políticas y político-militares. Esta situación impone condiciones de actuación bastante distintas a las de hoy, cuando las organizaciones de izquierda tienen una mayor base social de apoyo. De alguna manera, se ha vuelto socialmente aceptado sustentar públicamente ideologías radicales, aun en el seno de un partido tradicionalmente conservador, como el Liberal. Esto no significa que no haya represión, sino que asume otras modalidades. En lugar de desaparecer personas y torturarlas en cárceles clandestinas, ahora las asesinan y lo hacen pasar como un hecho ocasionado por la delincuencia común.

16- Para finalizar, ¿qué escritores hondureños considera que son un ascendiente literario?

Siempre hay escritores y escritoras que podemos considerar fundacionales, como Clementina Suárez, Antonio José Rivas, los dos Arturos (Mejía Nieto y Martínez Galindo), Óscar Acosta, Roberto Sosa, entre otros. Sin embargo, el estudio de la literatura en todos los niveles no debería limitarse a ciertos nombres. En tal sentido, la carrera de Letras de la UNAH está haciendo una importante labor al fomentar la investigación de nuestra literatura, al igual que lo hacen algunos particulares.

17- ¿Tiene algún proyecto literario en puerta?

Realmente estructurado como proyecto, no tengo ninguno. Tengo algunas ideas a las que debo dar forma; espero comenzar a trabajarlas en lo que resta del año.

18- ¿Usted cree que existen los círculos literarios en Honduras? ¿Y los movimientos?

Han existido y existen, con mayor o menor constancia e incidencia. Los ha habido desde aquellos clubes de amigos que hablan de poesía y política sin que su actividad trascienda más allá de un rato de diversión, hasta otros que, como colectivo o como individuos, han ejercido una influencia en su generación. Pienso en “La Voz Convocada”, de los anteriores, y “Poetas del Grado Cero” en el presente, para mencionar dos nombres.

19- Usted ha viajado mucho, partiendo de ello, ¿cree que la literatura en Honduras es débil, si la comparamos con países próximos a nuestra realidad: Guatemala, Nicaragua, Costa Rica?¿Por qué?

Mis viajes no fueron siempre por motivos literarios, sino más bien de trabajo y por otras razones. Sin embargo, mi impresión es que actualmente la literatura en Honduras está en camino de renovarse y que hay trabajos muy interesantes, tanto en poesía como en narrativa, a la altura de cualquier otro país centroamericano y aun latinoamericano. Por tanto, es de esperar que quienes se dedican a publicar antologías ya no sigan excluyendo a Honduras, ni tampoco limitándose a los mismos nombres de siempre.

Tegucigalpa, 8 de junio de 2010.