Foto tomada de Facebook. |
Me duele muchísimo porque siento como propio
el dolor de mi hija, con quien eran amigos muy cercanos. Me
duele porque era alguien que daba luz a los demás y sin duda tenía muchísimo
más que dar. Veo el dolor de mi niña y el de las muchachas y muchachos que
fueron sus compañeros en el Instituto Jean Piaget, que formaron parte con él de
su primera promoción de bachilleres, promoción de oro.
Espero de todo corazón que algún día se sepa
qué pasó, y cualquiera que esté involucrado reciba el castigo que merece. Pero,
si se quitó la vida, de ninguna manera me atrevería a juzgarlo ni a condenarlo
por su decisión; primero, porque no tengo autoridad moral para juzgar a los
demás, especialmente a un ser humano valioso como lo fue él; segundo, porque no
tengo telarañas religiosas que me hagan santiguarme y creerme superior;
tercero, porque soy respetuosa del derecho ajeno, lo que incluye el derecho a
vivir la vida o renunciar a ella.
Buen viaje, Andrés Manuel. No importa si no
conversamos más que unas pocas veces, en estos últimos minutos siento que he
llegado a apreciarte y quererte como si fuera de tu promoción piagetista.
12 de mayo, 2015.