8 de abril de 2012

Roma, peligro para caminantes

Como miles de personas en el mundo, siempre quise conocer Roma y siempre pensé que era uno de tantos sueños imposibles. Estaba en el colegio cuando leí Roma, peligro para caminantes, de Rafael Alberti, en una bonita edición de Seix Barral, y desde entonces me intrigaron esas callejuelas empedradas y los gatos que acompañaron el exilio del poeta español.

No puedo quejarme, la vida ha sido muy generosa y me dio la oportunidad cuando mi amiga la periodista Rossana Guevara fue nombrada embajadora en Italia y ella me propuso al Instituto Italo Latino Americano (IILA) para participar en representación de Honduras en la edición 2010 del encuentro "América Latina, Tierra de Libros", que se realiza en el marco de "Più libri più liberi" ("Más libros, más libres", feria de pequeños y medianos editores italianos. (Al respecto, ver más en Lo que escribo.) Gracias al apoyo de la UNAH pude hacer el viaje y aquí lo documento en fotos.

Foto: IILA, 2010
El 6 de diciembre de 2010, en el marco de la tercera edición del encuentro América Latina, Tierra de Libros, el Instituto Italo Latino America (IILA) organizó el conversatorio "Voces de América". Participaron los escritores Louis Philippe Dalembert, Haití (segundo de i a d), Santiago Gamboa, Colombia (cuarto de i a d, atrás), Carlos Iotti, Brasil (quinto de i a d), Claudia Souza, Brasil (cuarta de i a d, al frente), Lucrecia Méndez, Guatemala (tercera de d a i), Dante Liano, Guatemala (primero de d a i), Leonardo Padura, Cuba (segundo de d a i), Cotié Santana, Chile (cuarta de d a i) y María Eugenia Ramos, Honduras (tercera de i a d, al frente). Moderaron el evento Stefano Tedeschi y Patricia Rivadeneira (sexto y séptima, respectivamente, de i a d).

Mi propia Roma
(c) M. E. Ramos 2010
Participé en el conversatorio "Mujeres que escriben en países emergentes", realizado en uno de los salones de la Feria. Sin embargo, yo era la única escribiendo en un país subdesarrollado o "emergente", pues las demás residen en Europa.
(c) M. E. Ramos 2010
Una cierta nostalgia en el stand del IILA.
(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010
  (c) M. E. Ramos 2010
(c) M. E. Ramos 2010
Entrada de la Feria "Più libri più liberi".
(c) M. E. Ramos 2010
En las Ruinas del Lago vive una comunidad de gatos que fueran abandonados por sus dueños y hoy son cuidados por un grupo de voluntarios, no solo de Italia, sino de varios países del mundo, con donaciones de la ciudad.
(c) M. E. Ramos 2010
Gato romano. Nótese el parecido con el dibujo de la cubierta de la edición de Seix Barral de Roma, peligro para caminantes.
(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010
Inmigrantes coreanos ofrecen artesanías a los turistas.
(c) M. E. Ramos 2010(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010
Numerosos mendigos, especialmente mujeres de edad avanzada, piden limosna en las calles de Roma. Según me informaron, la mayoría proviene de Rumanía y otros países del antiguo bloque socialista.
(c) M. E. Ramos 2010
(c) M. E. Ramos 2010
(c) M. E. Ramos 2010
Algunos mendigos piden limosna acompañados de sus perros.

(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010
(c) M. E. Ramos 2010
(c) M. E. Ramos 2010
Con la embajadora Rossana Guevara.
(c) M. E. Ramos 2010
Mercado de domingo.
(c) M. E. Ramos 2010
Rincón infantil de la Feria.
(c) M. E. Ramos 2010
Libros, tan apetitosos como el manjar más exquisito.
(c) M. E. Ramos 2010
Aunque estos caballos parecen bien cuidados, los defensores de los animales consideran que los explotan trabajando muchas horas en cualquier condición climática. 
(c) M. E. Ramos 2010
La clásica calesita.
(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010
Este perro espera a su dueña a la puerta de una cafetería.
(c) M. E. Ramos 2010
(c) M. E. Ramos 2010
Una bandada de aves migratorias dibuja figuras caprichosas sobre el cielo de Roma.
(c) M. E. Ramos 2010
Bandada de aves migratorias sobre el cielo de Roma (2)
 (c) M. E. Ramos 2010
(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010
Uno de los pasillos de la feria.
(c) M. E. Ramos 2010

(c) M. E. Ramos 2010
Solo fue una visita de tres días, pero bastó respirar su aire para constatar que Roma sigue siendo peligro para caminantes, que nos vamos soñando con regresar algún día.

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